La intervención de los problemas emocionales y de conducta en el propio domicilio de la persona, tiene cuantiosas ventajas.
La sesión se desarrolla con la máxima comodidad y discreción.
En el trabajo con niños, se pueden observar y tratar muchos aspectos que en la consulta pueden pasar por alto.
El proceso es el siguiente (con adultos):
Fase 1: Evaluación
Se realiza la recogida de información sobre el problema. Es importante saber de manera pormenorizada todo lo relacionado con el problema para conocer el origen y por qué se mantiene en el tiempo. Esto es necesario para diseñar un plan de tratamiento personalizado.
Fase 2: Hipótesis y devolución del caso
Una vez realizada la evaluación, se puede identificar qué es lo que sucede por qué ocurre, qué ha llevado a la persona a ese punto y qué hay que hacer para lograr el cambio deseado.
Se explica la información obtenida en la fase anterior y se plantea una solución.
Fase 3: Tratamiento
Se aplican diferentes técnicas de intervención aunque se pueden dar algunas pautas mientras se termina la evaluación.
En esta etapa se van consiguiendo los cambios deseados y su duración depende del tipo de problema, de la gravedad y de la motivación que tenga la persona para superarlo.
Fase 4: Seguimiento
Se intenta que el bienestar alcanzado durante la terapia sea permanente y no haya recaídas.
Poco a poco se van distanciando las sesiones hasta lograr reducirlas a llamadas telefónicas para confirmar el estado de la persona.